Ciego de Ávila: todos alertas, niños en el agua

Estos meses de julio y agosto se perfilan como los más calurosos de los últimos años en Ciego de Ávila y en Cuba, dadas las altas temperaturas que nos han agobiado desde mayo y, sobre todo, en junio, período en el que se han roto varias marcas históricas.

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Lo cual hace que un anhelo que se repite verano tras verano sea ahora mayor: el cuerpo nos pide a gritos agua. La queremos tanto para tomar —mejor si está bien fría—, como para refrescarnos en un río, una piscina o una playa.

Es sabido que, durante esta etapa, niños y adolescentes están de vacaciones, y entre los lugares preferidos a visitar están precisamente los balnearios, donde pueden jugar al mismo tiempo que zambullirse en el agua.

Cuando padres, tíos o abuelos anuncian un viaje a la playa, los príncipes de casa dan rienda suelta a su alegría, lo que se puede apreciar claramente con esa habitual risa que les nace desde los ojos y grita la garganta, contagiosa para todos.

Algo sí tenemos que hacer los mayores: garantizar la seguridad de los niños y niñas, ya sea en los balnearios de la cayería norte, de Bolivia o de Palo Alto, las piscinas existentes en la ciudad de Ciego de Ávila, los campismos o ríos avileños.

Niños, vacaciones piscinaAgua, mucha agua, piden los niños y adolescentes en el verano

Cuando disfrutamos en familia en las albercas de nuestra provincia, hay que extremar la atención sobre los más pequeños y también de los adolescentes. No se puede perderlos de vista ni un instante, porque ese momento pudiera ser fatal.

Debemos vigilar a los niños, porque su corta edad les impide ser conscientes del peligro que representa la piscina o el mar. Ellos solo quieren empaparse de agua y están muy lejos de sospechar el riesgo que corren.

También hay que tener mucho cuidado con los adolescentes. Ellos se creen que ya son mujeres u hombres, y tienden a no escuchar mucho a los mayores. Asimismo están en una etapa en que son muy competitivos y gustan de alejarse de la orilla o de realizar saltos que pueden ser muy peligrosos.

Es cierto que, en muchos de estos sitios, ya sean playas, piscinas, ríos…, cuentan con la presencia de salvavidas que garantizan la protección y la vida de los bañistas, pero los mayores responsables de infantes y chicos son quienes los llevan allí.

Nunca está de más recordar que, cuando disfrutamos de las bondades de una estancia en un balneario, no podemos confiarnos en que están seguros en el agua. Mucho menos darles la espalda ni consumir bebidas alcohólicas, que afectan la mente y los reflejos. No podemos descuidarnos ni un segundo, pues este puede ser trágico.          


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