La familia del bonsái en Ciego de Ávila

Desde su pequeña estatura, el laurel de la India o Ficus retusa se yergue majestuoso, cual si comprendiera que es el preferido de las dos personas que lo moldearon hasta conseguir que creciera prácticamente de la nada.

Y es que, al mismo tiempo que lo hacían, también iniciaba un romance entre los enamorados que gustaban de la naturaleza y las plantas. El Laurel de la India tiene 18 años, la misma edad que el fruto del amor de la pareja, su hijo Franky Antonio.

Franky y YosvaniaFranky (padre) y Yosvania ante su bonsái más preciado: el laurel de la IndiaYosvania Hernández Batista es ingeniera industrial y Francisco Rodríguez Martínez, más conocido por amigos y familiares como Franky, es médico veterinario. Hace 20 años comenzó su idilio, favorecido por una afición que los unió: el bonsái.

Los amantes a este milenario arte en Ciego de Ávila pueden disfrutar, en la sede del Consejo Provincial de Artes Plásticas, en el bulevar de la capital avileña, de La familia del bonsái, la primera exposición personal de Yosvania, Francisco y su hijo Franky Antonio, quien ha seguido la tradición familiar.

En la muestra, que fue inaugurada el pasado martes 7 de mayo y estará abierta hasta el próximo sábado 11, los asistentes pueden admirar la belleza y señorío de 38 árboles de 17 especies y diversas edades.

Entre ellos está un júcaro negro con más de 20 años y un espinoso de costa que está considerado entre los más sobresalientes de la colección familiar.

Yosvania y Franky participaron por primera vez en una Convención Cubana del Bonsái en el 2001. Conquistaron su primer lauro en el 2009 con premios en la categoría de bonsái y el de la popularidad.

Confiesan que, en un inicio el cultivo del bonsái era para ellos un hobby, pero, con el decursar de los años, se ha convertido en una parte inseparable de sus vidas, lo que lograron transmitir a su retoño.

Yosvania Yosvania explica a una interesada los cuidados que se le deben dar a los bonsáiLa muestra que ahora exhiben son sus mayores logros en estas dos décadas, que tienen un gran valor sentimental, además de su tasación económica.

Como parte de la exposición, también los amantes de este arte pueden adquirir algunos árboles de Jade o Portulacaria afra, que tienen una edad de un año y ocho meses, y que, como revela Yosvania a quienes preguntan por ellos, es una planta muy buena para principiantes, porque es muy fácil de cultivar y modelar, necesita mucho sol, poca tierra y es muy resistente.

El laurel de la India o Ficus retusa, favorito de la familia del bonsái, es el mismo tipo de árbol que es testigo de los sueños de muchos avileños desde su posición, a tamaño natural, como parte de la vegetación del parque Martí de la ciudad de Ciego de Ávila, desde donde ha sido testigo del cortejo de muchas parejas y las carreras traviesas de pequeños príncipes.


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