ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Carmen por Sadaise Arencibia. Foto: Nancy Reyes

Cada vez que nos llega la Carmen, de Alberto Alonso, acerca ese «olor» a obra fresca, acabada de crear, a pesar de sus 50 años cumplidos. Es sin duda la pieza cumbre del coreógrafo, y tiene, además, el mérito indiscutible de haber huido del folclorismo barato, y haberle dado el vuelo externo de una manera contemporánea. Es subyugante por muchas aristas: la concepción tan actual de matizar la danza, los diseños originales de escenografía y vestuario, la música excepcional de Rodion Schedrin sobre la original de George Bizet, pero faltaría añadir algo que también la hace imperecedera: el aporte de Alicia al personaje, porque dejó huellas muy profundas en el recuerdo de quienes la pudimos disfrutar.

Pero el tiempo ha pasado, y las nuevas generaciones acercan nuevas personalidades que, siguiendo su camino, reconstruyen el emblemático personaje de la novela de Merimée. La temporada del clásico de la mano del Ballet Nacional de Cuba, en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, dejó grabado un buen recuerdo en sus dos primeras semanas, al que se sumaron otras piezas que la acompañan: Umbral y A la luz de tus canciones, coreografías de Alicia Alonso. Fueron funciones plagadas de ovaciones, buenas actuaciones y de jóvenes que se acomodan, poco a poco, en el firmamento danzario cubano a fuerza de baile y tesón, junto a los ya consagrados.

No valen aquí las comparaciones. Cada uno entregó lo mejor de sí, que se puede mejorar. Por supuesto, es algo inherente al trabajo artístico, pero el resultado de lo visto en estas primeras jornadas alienta, aun y cuando haya tela por donde cortar, detalles y actuaciones que delinear, todo ello, teniendo en cuenta las dificultades danzarias que el coreógrafo sembró hace 50 años en la obra.

Sadaise Arencibia vistiendo el protagónico de la gitana Carmen, demostró ante todas las cosas ser una artista. Con una línea hermosa en grado superlativo, técnica, un estudio cuidadoso, y deseos de darlo todo bordó el difícil rol de principio a fin, sorteando para ello toda una gama de recursos expresivos, realzados por sus condiciones físicas naturales.

Mientras, en la segunda jornada, Anette Delgado la construyó desde adentro, más audaz en unas oportunidades, reservada y cautelosa en otras, tejió su personaje con sumo cuidado estético, para regalar una excelente actuación.

Viengsay Valdés, como siempre, apareció con la fuerza telúrica característica y la pasión a flor de piel, desbordando la escena con su carisma. Y es que este protagónico, como en ningún otro trabajo de Alberto Alonso, exige mucho de la rigurosa técnica de la bailarina, y fundamentalmente el dominio de su capacidad expresiva. Cada gesto puede traducir un sentimiento de diversa índole: de sensualidad, pasión, alegría, tristeza, indiferencia… Y ella lo logró, paseándolos con creces por la escena con seguridad.

Por su parte, la juvenil Gretel Morejón, abriendo la segunda semana convenció con su Carmen a un público que la aplaudió largamente. Cuánta sutileza, desdoblamiento, audacia, gestualidad..., pero, sobre todo, seguridad para enfrentarlo. Sin duda regaló un personaje que fue creciendo en la función, para dejarnos al final, complacidos con lo visto.

TALENTOS SOBRE LA ESCENA

Las novedades de las Carmen estuvieron en los debuts de diversos bailarines, en distintos papeles. Entre las notas altas de las funciones debe destacarse, en primer lugar el Zúñiga aportado por Ariel Martínez, que queda como un alto instante de esta reposición del clásico, cuidando cada movimiento hasta el último detalle. Mientras que su diestro Escamillo, iluminó las tablas. Con una fuerza vital demostró que tiene madera para empeños mayores. La labor de pareja fue de alto nivel, y sobre todo sorteó con desenfado diversos matices en el diálogo con Carmen. Algo que adoleció, por momentos, el mismo personaje en la piel de Patricio Revé, quien interpretativamente pudo dar mucho más, aunque técnicamente estuvo muy preciso y volvió a salir airoso en su prueba.

El también juvenil Adrián Sánchez sorprendió favorablemente a todos los presentes con la exquisitez que abordó el difícil rol de Don José, realizando, cual un consagrado, una encomiable labor, tanto técnica como interpretativamente, y también el Zúñiga, constituyendo, para todos, otra favorable sorpresa en estas puestas. Mientras que el Zúñiga de Adniel Reyes vivió en la escena con personalidad y elegancia, siendo preciso en cada movimiento. Interpretativamente lo tiñó con la fuerza que llega de un muy joven bailarín que tiene el histrionismo corriendo en las venas.

Muy bien podría catalogarse la selección de los personajes para esta puesta, pues, Rafael Quenedit, fue también elegante en Don José, así como Patricio Revé, quien puso todo de sí.

En la segunda semana Daniel Rittoles, como Escamillo (bailó con mucha fuerza), y Luis Fernández contornearon un Zúñiga correcto, dejando en claro que el relevo está asegurado. Lo que no quiere decir que comienza ahora una etapa, para todos estos jóvenes, de estudio, mejoramiento y perfección de cada rol.

La excelente bailarina principal Ginet Moncho, exhibió sus dotes en el Destino. Plena de estilo, ella está dentro de los parámetros marcados para el simbólico personaje.

Entre las debutantes Claudia García volvió a dejar en claro que es una bailarina de talento que poco a poco va alcanzando el firmamento, así como la novel Bárbara Fabelo, con su impecable quehacer escénico. Glenda García, una artista de técnica y buenas condiciones, en la primera semana no logró brillar del todo en el personaje, pero el 13 se observó mucho más compenetrada.

Del cuerpo de baile masculino  es menester comentar que después de una primera jornada exenta de homogeneidad, tuvieron un desempeño que fue en ascenso para irse adaptando, con sumo cuidado, mientras que las cuatro mujeres lograron un bastante buen desempeño, en general, sobresaliendo, el trabajo de las consagradas Aymara Vasallo/Ivis Díaz, y las más juveniles Bárbara Fabelo/Chanell Cabrera. Es necesario destacar el especial colorido que aportó en estas jornadas la Orquesta Sinfónica del Gran Teatro dirigida por el maestro Giovanni Duarte.

OTRAS OBRAS ESCOLTARON A CARMEN

Otras dos piezas firmadas por Alicia Alonso llenaron las jornadas: Umbral y A la luz de tus canciones. En la primera, estrenada hacia el año 2000, Alicia rinde homenaje a uno de sus maestros: George Balanchine. Aunque en las primeras funciones el cuerpo de baile tuvo altas y bajas, en cuanto a la homogeneidad en el baile y el sentido de la distancia entre las bailarinas. Muy bien estuvo la joven directora asistente, Idalgel Marquetti, al frente de la Orquesta Sinfónica.

Mientras que en A la luz de tus canciones, un homenaje a Esther Borja, jóvenes intérpretes matizaron con sus movimientos esta pequeña joya coreográfica, que regala nostalgia a nuestros recuerdos. Un bien pensado programa que seguirá en cartelera este fin de semana, en ocasión del Festival de Teatro de La Habana.

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juan José Jiménez Granados dijo:

1

20 de octubre de 2017

00:48:03


Bravo! Pero percibo un desbalance con los intérpretes masculinos.

Marta dijo:

2

20 de octubre de 2017

10:25:27


Tony, muy bien la descripcion y narracion, en cuanto a los bailarines, me gusta mucho como escribes, es suave y a la ves critico, con etica y profecionalidad.Pero cuando van a comentar de los Meitres, que son los que logran esa puesta en el escenario, con mucho trabajo, ellos merecen su mencion tambien en tu escrito, ya que es una generacion muy joven, y son los Meitres, quienes sacan lo mejor de ellos, para disfrute de todos.

Lee dijo:

3

21 de octubre de 2017

11:41:45


Otto Preminger dirigió la película "Carmen Jones", una versión con actores negros que tiene lugar en los EEUU durante la Segunda Guerra Mundial. Dorothy Dandridge y Harry Belafonte hacen los roles principales.

Daniel dijo:

4

21 de octubre de 2017

23:53:26


Creo que las presentaciones del ballet Carmen cumplieron con creces su función en esta temporada.Un título que será emblemático para Cuba- Alicia y el mundo pues siempre llama la curiosidad de cualquier diletante o simple espectador a pesar de los disbalances femeninos-masculinos....pero creo que no se pueden regalar elogios a quien no los merece y sí exhaltar la excelencia neta de nuestras consagradas.Discrepo ampliamente con lo dicho de Gertell Morejón.Alicia Alonso dijo en una de sus entrevistas que la técnica es un medio y no un fín pero yo pienso que sin técnica o jugando a hacer técnica con pasos sucios y muy poco virtuosos o convincentes se puede bailar una Carmen.Es cierto que es más joven que las demás pero es su momento de efervescencia técnica y lejos de eso se aprecian cada vez más limitaciones físicas.Respecto a las primeras figuras Sadaise Arencibia y Viengsay Valdés sabemos que son consagradas y han ido ganando una en seguridad e interperetación y la segunda en madurez interpretativa pero sin dudas las palmas se las lleva Anette Delgado quien ha desarrollado una carrera vertiginosa y en franco ascenso hasta llegar a ser a mi juiciola primera estrella de la compañía.Basta ya de basar una función en eternos balances y giros fuera de música que el público conocedor sabe discernir lo que es supuestamente bueno , lo auténticamente bueno y lo que no es evaluable.

Colaborador Danzarío dijo:

5

24 de octubre de 2017

20:37:42


23 Octubre, 2017 Anette, Sadaise, Viengsay y Grettel seducen con Carmen….. Por. Eduardo Torres. Tener la oportunidad de presenciar el ballet Carmen, joya indiscutible de la coreografía cubana, no se da todos los días, de hecho, durante incontables años, fue una obra desaparecida dentro del vasto repertorio del Ballet Nacional de Cuba, y sin la menor duda, continúa siendo un reto para cualquier artista que osé interpretarlo, por esa razón, ver a las actuales estrellas del B.N.C concebirlo, e intentar descifrarlo, resultó altamente sugestivo. Cada vez que nos llega la Carmen de Alberto Alonso, que ya tiene 50 años a su haber, acompañada de la música de George Bizet, arreglada armónicamente por Rodion Schedrin, la virtud de bailarlo requiere todo un enorme reto y compromiso, a mi modesta opinión, los diseños de la escenografía y vestuario son espectaculares y aún mantienen su vigencia como si hubiesen sido elaborados en el día de hoy, la mayor dificultad estriba, en poder convencer al espectador que sin Alicia Alonso en el escenario, sin contemplaciones su máxima líder , todavía puede bailarse, la gloriosa e inmensa diva dejo una furtiva estela de triunfos y ovaciones en ese personaje imposibles de superar. Ahora nuevamente durante tres semanas, las actuales primeras bailarinas erigieron el legendario de Merimée en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, con un resultado distinto, aunque no por eso menos satisfactorio. Anette Delgado, súper-estrella por membresía, acometió su Carmen con un gran reconocimiento al respeto, al sentido del compromiso y enorme inteligencia, trabajo admirablemente ese personaje durante toda la representación, consiguiendo en forma subliminal una profunda autoridad escénica, aún en una obra tan alejada de su estilo, o de su ya tan famosa e internacionalmente reconocida Giselle, todo el tiempo irradió feminidad y grandeza, como de costumbre, acompañada de su poderosa y soberbia técnica danzaría no trasgrediendo en lo más mínimo los límites del buen gusto. Su naturalidad al danzar engarza orgánicamente perfección, tanto en las obras clásicas, neo-clásicas, como modernas, indudablemente, en forma definitiva, constató con su estilo excepcional, personalidad y deslumbrante naturaleza, que está catalogada entre la mejores del Mundo, como una de las más grandes bailarinas del universo actual de la danza clásica. Carmen solo sirvió para una vez más verificarlo. Sadaise Arencibia, solo al verla en escena, ya tiene asegurado su triunfo, visualmente es una auténtica sensación, elaboró una Carmen lógica, coherente, sin recelo al término literario, hay que apuntarlo, en todos los sentidos preciosa , Arencibia presentó una capital concepción de la mujer desafiante y trágica, muy seductora y sin absurdas exageraciones dramáticas, con dignidad insuperable configuro una arrogante Carmen, a través de la exégesis con ella proviene muy fácil comprender al valiente personaje, un balance prodigioso, una interpretación con integridad coreográfica, excepcionales elevaciones de las piernas, aunaron el rigor del análisis con la riqueza creadora de la intrepidez , muy madura, sencillamente soberana. Viengsay Valdés, sin duda alguna, distintivo del B.N.C, posee desde hace mucho, lo que todo artista con ardiente fervor aspira, y en ocasiones es imposible de conseguir, el favor incondicional de su público, que obviamente la idolatra, Valdés, desde todos los sentidos que se observe, es en extremo valiosa, conoce a la perfección todos los secretos del escenario y no duda en utilizarlos en forma superior, su Carmen desbordó una seguridad enfática, algo que irreversiblemente siempre sucede con su baile, ostenta una firmeza al danzar arrolladora, seguida de su ya leyenda incorporada al hecho danzarío, creó una admirable construcción del personaje que fue matizado por un aura trágico con los hilos de la emocionante historia de Merimée, a través de su insigne lenguaje gestual y esplendidos desplazamientos, evocó la tragedia cabalmente, la vitalidad ilustrada implicó una enorme emoción, bailó con toda la fuerza de su indiscutible madurez artística, trepidantemente hasta la experta elucidación. Grettel Morejón, es el última valiosísima danzante incorporada a la estela de primeras bailarinas, desde mi punto de vista, haga lo que haga, verla danzar deriva delicioso, simplemente es una bailarina adorable, una auténtica princesa escénica, considero, que a pesar de recién ser ascendida a la categoría de primera, lo que acarrea en grado superlativo una enorme responsabilidad, manejó con desenvoltura y notable entereza el difícil rol de Carmen, entendió vehemente su significado dramático, un distinto dominio sicológico del personaje, quizás más juvenil y desenfadado, dominante, imponente, y sobre todo, intensamente sensual, con hierática insolencia se desenvolvió con gran destreza plausiblemente, de antemano es obvio que exhibe una exquisita y refinada sensibilidad, segura en la técnica y expresiva en el gesto, muy importante, no tuvo ni un solo momento que su baile resultara falso, ostenta una mirada fascinante, una magnifica artista, que muestra ostensiblemente hasta dónde se ha desarrollado El Ballet Nacional de Cuba. No pretendo parecer injusto olvidando a los nuevos valores que debutaron, y que sin ellos, hubiese resultado imposible agradecer él logró de volver a disfrutar Carmen. El Zúñiga bailado por Ariel Martínez, espléndido, apreció, que Patricio Revé técnicamente estuvo exacto en las exigencias coreográficas, Adrián Sánchez fue en su Don José una grata sorpresa, al igual que Adniel Reyes en Zúñiga. Deslumbrante Rafael Quenedit, destinado, si continúa de ese modo, para conquistar una gran carrera. En cuánto a las féminas, Ginet Moncho, quién ya desde hace mucho merece la oportunidad para otros protagónicos, ojalá esto prontamente se cumpla, así podremos valorarla mejor. Claudia García y Glenda García, hicieron un encomiable esfuerzo, Aymara Vasallo e Ivis Díaz, junto a Bárbara Fabelo y Chanell Cabrera, excelentes.