El exclusivo peluquero de Rosita Fornés en Holguín

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Rosita Fornes en Holguin peluqueroArnulfo Hernández, peluquero y maquillista holguinero quien tuvo el privilegio de trabajar con Rosita Fornés en sus presentaciones en la Ciudad de los Parques

A Rosita la conocí el 5 de diciembre de 1976. Entonces yo aspiraba a la plaza de peluquero-maquillista en el estudio de televisión que iba a inaugurarse en Holguín. No quedé seleccionado; pero se abrió una puerta por la cual podría acceder al puesto de mis sueños. Una amiga me avisó, sobre las cinco de la madruagada, que Rosita Fornés estaba en la habitación número 11 del Mirador de Mayabe y tendría una presentación esa misma noche en el espectáculo artístico cultural que se realizaría a propósito de la primera señal televisiva desde Holguín . Me atreví a llamarla a esa hora.

La capitana de salón fue quien tomó la llamada. Por suerte, ella era una de mis clientes. Le pedí que me comunicara con Rosita y se negó, pues eso le costaría su puesto de trabajo. Entonces le respondí: “Pues no te peino más” y con esa pequeña amenaza desesperada de mi parte, accedió a pasar la llamada.

Me contestó Rosita con la voz ronca de sueño. Le expliqué que era un admirador suyo de toda la vida, desde 1959, y necesitaba verla. Sorprendentemente me dijo que fuera a verla a la 1 de la tarde al Mirador. Tanta fue mi alegría que fui a pie, loma y todo, hasta el hotel.

Me presenté personalmente: “Yo soy Arnulfo Hernández, para todos Chichi, el peluquero que habló con usted esta madrugada”. Ella me respondió: “Te voy a matar, no me dejaste dormir”. Le expliqué el motivo de mi visita, pues necesitaba de su ayuda para obtener el puesto. Me tranquilizó con un “No te preocupes. Tú verás que esta misma noche eso se resuelve”.
 
A las dos tenía ensayo en Tele Cristal y me pidió que nos viéramos allí. Al llegar no me dejaban pasar. Tras varias gestiones logré entrar. En un receso me confesó que tenía mucho dolor de cabeza y se debía a que su estilista no le habían conseguido pasaje y él era el único que le hacía 5 peinados en 10 minutos. Sabía que me estaba probando y le contesté: “No te preocupes, yo te hago 5 en 10 segundos” Y me respondió “Ah, bueno, entonces ya no me duele la cabeza”.
 
Rosita Fornes en Holguin
 
Le retraté bien el color del cabello y le hice un aplique maravilloso aquella tarde. En casi todas las fotos de Rosita que pasan por televisión reconozco el aplique que le hice. Tuve el privilegio, además, de que ella confiara en mí para elegir el vestuario y las prendas que usaría. Tuvo cinco salidas esa noche. Cuando terminó su actuación, pidió hablar con la directora del canal y le dijo: “Yo quisiera que tuvieran en cuenta a Chichi, porque es el mejor peluquero que he tenido”. A mí me temblaban las piernas. Ella hizo eso por mí sin conocerme.

“Estoy segura que esta plaza no te la quita nadie”, me comentó después. “Ya no me interesa”, le repliqué. “La he amado a usted siempre y estoy feliz y muy satisfecho de haberla peinado”.

Contactar con ella me abrió todas las puertas, aunque al final no acepté la plaza en la televisión. Raúl Camayd, fundador y director entonces del Teatro Lírico, me puso la mano en el hombro y me convenció de quedarme en la compañía, donde trabajé hasta mi retiro oficial en 2005.

Tiempo después de esos sucesos Rosita Fornés regresó a Holguín para realizar un espectáculo en el Teatro Eddy Suñol. La esperaba con muchas ansias, pero alguien me tronchó las alas. Me advirtieron que la vida de la farándula era muy complicada y que a lo mejor Rosita ni se acordaba de mí. Cuando bajó las escaleras del hotel donde estaba hospedada, al primero que vio fue a mí. Me reconoció enseguida y me saludó efusivamente.
 
Rosita Fornes en Holguin peluquero 1

Cerca de la hora de su presentación, mientras la maquillaba, me dijo: “Mira, en el Hotel Pernik me hicieron un té. Cuando tú veas que voy a entrepatas me llenas la tacita”. En eso quedamos. Todo iba bien en el espectáculo. Rosita interactúa con el público y le pregunta: “¿Cómo me veo hoy?”. La audiencia se fue abajo. La gente aplaudía y le gritaba que se veía muy bien. Entonces fue a entrepatas, me acerqué para llenarle la tacita de té como me había pedido. Ahí fue cuando me agarró por el brazo, me sacó al escenario y dijo:

“Pues yo llegué al aereopuerto con el cabello todo mojado y miren. Lo que ven hoy se lo debo a este hombre, a Chichi, el mejor peluquero que he tenido y que tienen que cuidar mucho”. Algunos creyeron que ese momento estaba preparado y que yo había hecho una actuación digna de un Oscar. La verdad fue todo una sorpresa para mí.

Luego vendría nuevamente junto a otros artistas como Carlos Ruiz de la Tejera, Manolo Ortega y Rebeca Martínez. Esta última se me acercó para decirme: “Así que tú eres el famoso Chichi. ¿Y por qué no te vas para La Habana?”. Rosita escuchaba la conversación y ella misma le respondió: “Porque aquí él es Chichi en Holguín. En La Habana sería uno más del montón”. Siempre seguí su consejo.

En otra ocasión me fui con ella para un espectáculo en Antilla. La maquillé en medio de un pasillo. Ella jamás se quejó. De regreso fuimos detenidos por la policía por exceso de velocidad en el Mijial, a 11 kilómetros de Holguín.
 
Íbamos en un Ford al que le faltaba una ventanilla y pasábamos un frío terrible. A esa hora de la madrugada ya había en la carretera campesinos prestos a iniciar su labor en el campo. Cuando se percataron de que en el carro estaba Rosita Fornés decidieron ir a verla.

Ella se dio cuenta y me dijo: “Chichi, retócame el peinado que vienen a verme”. Siempre le gustó lucir bien. Uno de aquellos hombres se le acercó y le repetía que cuando se lo contara a su mujer no se lo iba a creer que se había encontrado con la mismísima Rosita Fornés. Ella besó las manos callosas de aquel campesino. Cuando nos fuimos, aun de lejos, continuaba saludándoles y diciéndoles hasta luego. Así de bella era, así de humilde.

He vivido feliz, porque el sueño de mi vida era peinar a Rosita. Cuando la conocí, además de ser peluquero yo era repostero. Entonces ella también decía que se sentía feliz, porque había encontrado una joya en la Dulcería Cortina.
 
Para mí ha sido muy duro su pérdida física. Sabía de antemano de su enfermedad: una insuficiencia respiratoria. No me siento feliz, pero tampoco estoy triste. Tuvo una vida plena. Fue una mujer grande y, a la vez, muy humilde. Estoy muy orgulloso de haber sido su peluquero en Holguín.
 
Rosana Rivero Ricardo
Author: Rosana Rivero Ricardo
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Rosana Rivero Ricardo. Periodista 25 horas al día. Amante de las lenguas... extranjeras, por supuesto. Escribo de todo, porque “la cultura no tiene momento fijo

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Comentarios  

# ada flora oliva 17-06-2020 06:50
felicidades por ti y en paz descanse la unica la verdadera Rosita fornes
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# Elisa 18-06-2020 15:06
Muy bonito e interesante artículo. Sucesos que muchos no conocíamos. Que bien rescatar estas historias, Rosana. Felicidades a Chichi por su valentía y profesionalidad. Nuestra Rosita era así de espontánea, no por gusto siempre fue y será querida por nuestro pueblo.
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# Jose Angel del Toro 23-08-2020 10:55
Mensaje para chichi ..magnifico peluquero ...también peinaba a la Adriana de los Gavilanes ,?a Raúl..? ..me gusta recordar esas cosas de la década 60.gracias
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