Cualquier conversación con Edisnel Corrales Rondón resulta agradable y entretenida. Su hablar pausado y seguro no es regla en un adolescente de apenas 16 años de edad, que hace algo más de un lustro quedó deslumbrado por el deporte.

Y aunque se mantiene vinculado a barras y discos, en el aula siempre muestra preferencia por las clases de Español-Literatura, “me gustan las novelas y los relatos, pero ahora lo que más leo es bibliografía sobre levantamiento de pesas”, expone.

El interés por esa disciplina llegó cuando cursaba el quinto grado en el seminternado Bartolomé Masó Márquez, de su natal Río Cauto. “Un día, al salir del aula, estaban practicando en el  pasillo, le pregunté al profesor Alexánder Mendoza que si podía levantar y me dijo que sí, y cuando vio que lo hice me comenzó a preparar,  y así fui aprendiendo.

“También me enseñó parte de la vida, que el deportista no solo gana cogiendo el primer lugar o alguna medalla, también  que el resultado no es lo más importante, sino el sacrificio que ponga en cada empeño.

“Él me traía desde Río Cauto  a Bayamo, para que en la Eide me conocieran, en muchas ocasiones por su cuenta, hasta que entré a la escuela”, refiere Corrales Rondón, quien forma parte de la matrícula de más de 800 alumnos en la Eide Pedro Batista Fonseca.

En estos momentos, Edisnel permanece bajo la atenta mirada de Luis Ramón López Pérez. “Con él, al igual que con mi anterior entrenador Lázaro (Lachi), aprendí que el atleta tiene que ser modesto, sencillo, para que nos puedan admirar mucho más”, afirmó uno de los artífices del quinto título consecutivo de las pesas granmenses en los 53 Juegos nacionales escolares (JNE).

-¿Satisfecho con tu actuación en los Juegos?

-Sí, porque cogí las tres medallas de oro y rompí varios récords nacionales, aunque esperé levantar un poco más, pero el resto de los atletas no me lo exigieron.

Desde el primer momento, el riocautense demostró sus intenciones de repetir las tres coronas de la edición anterior, ahora en la división de 50 kilogramos, de la categoría 15-16 años. Y no dejó margen a dudas, al cerrar el arranque con una plusmarca de 94 kg.

Asombroso, cuando después de que sus rivales agotaran todos los intentos en el envión, colocaron sobre la palanqueta 113 para su primera tentativa, superior en un kilogramo al tope nacional vigente hasta ese momento.

Con tremenda seguridad y confianza el forzudo lo alzó limpiamente, al igual que en las dos restantes oportunidades con 114 y 115, suficiente para sumar siete topes y ser captado para la preselección nacional.

“Eso lo trabajamos desde que comenzó el curso y fue el objetivo”, acota como queriendo realzar la acertada estrategia de los entrenadores.

ÍDOLOS

Del certamen, que acogió el gimnasio bayamés de Cultura Física, en julio pasado, Edisnel conserva gratos recuerdos. Allí intercambió con Pablo Lara, uno de los dos medallistas olímpicos de las pesas cubanas. “Me sugirió que siguiera entrenando y que me esforzara cada día más”, comenta.

Asimismo, intenta seguir cada consejo de su coterráneo Iván Cámbar Rodríguez, el último medallista de la halterofilia antillana. Del bronceado en Londres 2012, asimiló que lo esencial es saber recuperarse, a pesar de los momentos difíciles por los que se atraviesa.

Pero Lara y Cámbar no son sus únicos ídolos, también se identifica con el griego Pyrros Dimas, uno de los forzudos más laureados del mundo, con tres coronas y una presea de bronce en Juegos Olímpicos, entre otros resultados sobresalientes.

-Cuando un atleta se entrega por completo al deporte sacrifica su juventud, ¿estás consciente del reto que encaras?

-Siempre he estado consciente de eso, al final tendré una vida más decorosa.

“De mí pueden esperar mejores resultados y registros, que los conseguidos hasta ahora; además, no pienso defraudar  a mis profesores ni a mi familia”.